domingo, 28 de septiembre de 2014

293.CASTELL DE GELIDA. Barcelona



He estado recordando estos días una visita que hicimos hace muchos años con unos amigos y nuestras hijas a las ruinas del Castell de Gelida, un observatorio magnífico de la cuenca del Anoia y de la sierra de Montserrat,  y como no me acordaba muy bien de su configuración he abierto Google Earth y su auxiliar de fotos y... me he encontrado con esta gloria de la arquitectura de nuestros tiempos.

(agradezco al fotógrafo F. Cladellas su generosidad en subir la foto y avisarme así de que no vuelva por allí, o mejor, de que no entre en su interior, porque el punto geográfico (el lugar) me imagino que seguirá siendo magnífico)

martes, 9 de septiembre de 2014

292. VELEZ-MALAGA, Málaga, España



Caigo por casualidad en Vélez-Málaga, pueblón malagueño que celebra mucho que Cervantes lo citara en alguna de sus novelas menores por aquello de que se debió de alojar allí cuando fue recaudador de Hacienda (vaya trabajos que se buscaba). De haberse alojado ahora, digo yo si no lo hubiera sacado también en las aventuras del Caballero de la Triste Figura contra los Gigantes porque la foto de arriba anima mucho a entrar en batalla o a dejarte la figura entristecida de por vida.


Tampoco tropezaría Cervantes con esta manera de desordenar las calles que lo mismo podemos encontrar en Vélez-Málaga que en el centro de Madrid, porque la estupidez no está acotada y se propaga con la facilidad de un virus.


E igual de veloz se propaga la arquitectura de los arquitectos, que del Borgo Ticino llegó a Vélez-Málaga antes de que los lugareños se pudieran enterar de su origen y procedencia.


Para el Museo del Exilio su arquitecto optó por un tipo de ventana inspirado en los cómics de ciencia ficción ...¿o son mirillas para otear los países a exiliarse?


Los arquitectos restauradores de la Alcazaba debieron de estar en algunas de las Jornadas sobre Rehabilitación que se celebran en La Rioja porque no de otra manera se entiende esa barandilla circular en acero inoxidable que le han puesto al moro muza para que no se caiga.


Mutatis mutandi, con el mismo saldo de farolas fernandinas les dio para iluminar este otra plaza dura:


Y hablando de iluminación, véase la que tuvo este otro arquitecto a la hora de fantasear con la fachada de esta casa:


Como lo blanco es vulgar, el párroco de la localidad se ha pintado la iglesia de amarillo, se ha atrincherado tras una reja firmada sutilemente por SJ (¿o estará dedicada la iglesia a San Jenaro?) y se ha puesto una placa en la puerta para que sepamos con quien nos las tenemos que ver. Una puerta de chapa de máxima seguridad y una extraña bajante completan el conjunto.


Que conste que no soy recaudador de Hacienda y que solo pasaba por casualidad. Pero viajar por España es tan agradecido que hasta en el pueblo más apartado te encuentras aventuras con las que honrar a tu simpar Dulcinea. Ale, vayan todos a postrarse ante su belleza y a decir que se arrepienten de sus fechorías.




martes, 2 de septiembre de 2014

291. OJOS QUE NO VEN


"De regreso a su pueblo (...)

Algunas casas era verdad que las habían arreglado o, según decían, adecentado, pero con un mal gusto nuevo y desbocado, contagioso -contagioso como sólo se contagia la estupidez, recordaba haberle oído a su padre-, que allí donde lo poco que había por lo menos era armonioso y hasta podía así parecer mucho, todavía resaltaba más. Ni los materiales que habían utilizado -pensó- ni las soluciones que habían discurrido para los arreglos pegaban allí ni iban a pegar nunca, y eso cuando lo que habían hecho no era derribar por completo las viejas casas, algunas de un valor y una prestancia indudables, para levantar en su lugar insulsos bloques de pisos que querían parecerse a aquel en el que él había vivido los últimos veinte años.

Se diría que a partir de un determinado momento había empezado a importar lo que se dice un bledo -un pimiento, remachaba, nada o en realidad menos que nada- lo que había antes en los sitios y el cómo se hacían las cosas antes; que había empezado a no importarles lo más mínimo lo que había al lado ni lo que había delante o detrás. La relación con lo contiguo, se dijo, la relación con lo contiguo, y se quedó luego pensando un momento. Todo parecía haber comenzado a darse continuamente de bruces con todo lo demás, las líneas, las proporciones, las formas, todo de bruces con todo a excepción de con el mal gusto o la presunción. ¿Sería esto lo nuevo, la nueva época? ¿Qué vendría después del mal gusto?, se preguntó, ¿qué fue lo que vino antes de la presunción?

Incluso los interiores de las casas habían cambiado y, cuando iba de visita, el mismo ambiente de acumulación de trastos, de muebles y adornos de lo más dispares, que hasta parecía estar reñido incluso con sus dueños, le sofocaba a veces nada más entrar. ¡Qué entusiasmo para echarse en brazos de lo peor y abandonar atolondradamente lo poco o mucho que se tiene!, pensaba a su modo, ¿será tan difícil saber acoger lo mejor de lo nuevo y dejar a un lado lo peor de lo viejo que tan a menudo se hace al revés?; ¿qué soberbia del juicio y qué cerrilidad en los ojos no corre el riesgo de irse apoderando siempre de todo?


(sobran hoy las ilustraciones para estos demoledores párrafos del escritor José Angel González Sainz contenidos en la novela que da título al post -pag 85 a 87, ed Anagrama, Barcelona 2010-, pero si por lo que fuera se necesitaran pruebas gráficas, en el blog MIRA ESTOTRO las hay a patadas)