Ante de que las "ch" mutaran a "tx", a Bilbao (cambiado a Bilbo para joder al bacalao y que no rime más con él) se le llamaba cariñosamente el "bocho" por aquello de que su viejo casco estuviera como metido en un hoyo o bocho. Agujero que hacía que algunas veces su clima fuera algo bochornoso, aunque no mucho.
Ha sido gracias a la nueva arquitectura de los prestigiosos arquitectos, que del viejo bocho se pasara al bochorno total en un área, aguas abajo del bocho original, donde antiguamente descargaban los barcos y se hacían.
A parte de chatarrerías de titanio, sobresalientes hitos cristalinos o cagarrutas comerciales postmodernas que ya todos Vds conocen, la última innovación arquitectónica de la zona es el llamado estilo fachada-catedral en vivienda de lujo que mi corresponsal en BOCHORNO me ha traído calentita este fin de semana y con cuya imagen he abierto esta noticia.
Infestigo un poco y rescubro que el arquitecto no es otro que el prestigioso BOB KRIER, quien a pesar de su prestigio, reconoce hacer su arquitectura así porque es asín como le gusta a la gente. Y a tenor de los comentarios oídos por mi corresponsal y detectados en la rez, podemos asegurar que es verdad. Que justa mucho.
En todo caso, el estilo-fachada-catedral ha sido presentado con mucha discreción en la fachada trasera del inmueble en cuestión, reservando la delantera o principal a variados estilos descimonónicos mucho más consolidados:
La relación con el bochoentorno ha quedado garantizada en tanto que, como está detrás, no se ve tanto...
...y mientras tanto, tonto tanto, en las esquinas del inmueble se ha dado otro paso adelante en la tan deseada reincorporación de la escultura a la arquitectura.
Con lo que se demuestra fe-haciente-mente que el bochorno bilboíno no es cosa del calentamiento global sino mérito de los arquitectos y del público justo.