lunes, 23 de mayo de 2016

402. POR TRIPLICADO



Va hoy una de señalética, ese arte cañí tan español de aquí que no sólo se usa en las autopistas para poner tu paciencia a prueba sino que también puede amargarte un momento de alegría humana y cultural. Es el caso que para huir del tráfago de turistas que llenaba el circuito acueducto-alcázar de Segovia se nos ocurrió callejear por vericuetos más recónditos y de repente vimos un sencillo patio con una casa al fondo en la que había vivido nada más y nada menos que el poeta don Antonio Machado. Tratamos de acercarnos a la puerta de entrada intentando no ver aquella mierda de cartelito azul del fondo pero fue imposible.


Cuanto más cerca lo veía más me acordaba del poeta y no precisamente para cantar bellezas sino para buscar juramentos. Cartel más estúpido y vomitivo.


Como por culpa del cartelito de marras se me quitaron las ganas de entrar volvimos sobre nuestros pasos hasta la calle para cerciorarnos de que la imbecilidad cartelera había empezado mucho antes:


Cuatro cartelitos cuatro, amén del azulito del fondo. El de la izquierda de una Universidad y los tres de la derecha con lo mismo: Casa Museo Antonio Machado, Casa Museo Antonio Machado, Casa Museo Antonio Machado..., pare usted, pare usted, que ya lo he visto. Debe de ser que uno es de la administración local, otro de la antoniómica y otro de la estatal. A saber si desde Uropa nos van a mandar el refinitivo, hombre.

Ahora bien, por si no te hubieran espantado suficientemente con los carteles, detrás de la cancela nos encontramos con las esculturas homenaje, que no sé que es peor:


En el rincón de la izquierda teníamos una melancólica cabeza blanca de bulto redondo; en la pared de la derecha, otra cabeza oscura en bronce de mirada más inquisitiva:


Y medio tapada por un arbolito (bendito arbolito) un mural cerámico a modo de memorial que acabó por regurgitarnos el cochinillo:


¿Pero quién dirige y paga tan mal gusto? ¿No se les podría mandar a alguna embajada lejana a poner cartelitos y placas de homenaje en los confines del mundo? La madre que los parió. Me amargaron el patio.