El gigantesco polígono industrial de El Sequero, situado junto al pequeño pueblo de Arrubal (a la derecha en la foto) tiene una longitud aproximada de tres kilómetros al norte de ese vial que conecta la carretera nacional 232 con el casco urbano, pero esa desproporción no es el asunto que traigo hoy aquí, porque El Sequero es tan feo como cualquier polígono industrial y no parece que tenga remedio.
¿Qué no tiene remedio? -dijo el técnico encargado del proyecto de la última fase-, déjenmelo a mí. Dicho y hecho. Viales parques con jardines ondulantes, una rotonda tan artística e industrial que parece un rodamiento, otro parquecito de cuadraditos inspirado en Mackintosh y hasta el trazado de un vial en diagonal por si algún día ponen casas donde había industrias y nos sale un Barcelona.
Y los del premio Pritzker sin enterarse.
