domingo, 15 de marzo de 2015

313. MUSEO SAN TELMO. SAN SEBASTIAN



Mira que es bonita San Sebastián, o lo era, y es que llamarla "don hostia" por aquello de vasquizarla ya tiene delito. No contentos con eso hay que ver lo empeñados que están los políticos donostiarras en contratar arquitectos con nombrecito y ego para que la acribillen como al santo. El Museo de San Telmo, por ejemplo, era un rincón perdido, húmedo y más o menos acogedor...


...pero como eso es bonito, algún atúnostia pensó que había que joderlo y la emprendieron con el chorro de arena, fuera tejado y quema de carpintería, ese vicio que aquí llamamos VENTANAS DE LA VERGÜENZA (lo pongo en mayúsculas a ver si los arquitectos se enteran de una p--- vez)


Qué horror, qué horror. ¿Y para esto hace falta tener estudios y salir en las revistas de Galiano?

No me gusta apuntar a los artistas y menos cuando me dicen que los dos miembros de la parejita de moda que perpretó este entuerto andan mal de salud. Nieto y Sobejano. Que dios les acondicione un sitio en el paraíso junto una ventana de esas y no la puedan abrir nunca.


Pero como San Sebastián es bonita de veras y un mal es poca cosa para lo que puede aguantar, aún le tiraron dos..., tres, o cuacho flechas más, que lo de las ventanas de la vergüenza y el chorrillo de arena les supo a poco.


A juego (o en contraste) con tanta cristalera del edificio principal y el correspondiente paramal de plaza se les ocurrió meter una ampliación del museo en estilo muro de hormigón pero con coqueras de diseño (lo que los satánicos llaman estilo boboesponjista) y como vieron que era bueno, le pusieron la terraza de un bar con sillas de plástico blanco para que articulara las tres (o cuacho) piezas, contando también con esa escalera cerrada de las que se hacen para no poder huir de allí.


Esto de proyectar escaleras imposibles para que los ayuntamientos las cierren enseguida es un vicio extendidísimo en la arquitectura moderna que merecería todo un álbum. Sólo con las del palacio de las ciencias de Calatrava en Valencia ya tendríamos veinte páginas a todo color (o en blanco y azul, qué digo yo).


Del interior de la ampliación del museo qué les voy a contar. Que muy bonito. Como San Sebastián... (pienso si todos esos agujeros en el hormigón no evocarán las flechas con que lo asaetaron al pobre/ que estos arquitectos modernos son muy sugerentes)


Esa de la foto es una señora de la limpieza, aunque bien podría ser una estatua conceptual. Y es que cuando diseñas una sala así has de andar con cuidado que no se te caiga un pañuelo con mocos al suelo porque puede que el que venga detrás lo vea y grite ¡arteeeeee!

San Sebastián, tú resiste, valiente: a las flechas, a las ostias, a la arquitectura moenna.