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Ya lo siento, lo siento mucho. A pocos les va a doler más que a mí el ver este histórico restaurante de Haro en Cascotes pero antes es el deber y la disciplina de la arquitectura que el dolor de la nostalgia y los sentimientos. A los tripones o paladares que sólo les interese el cordero, les va a dar igual, pero a los que íbamos a Terete para sentarnos en aquellas mesas corridas del comedor del piso de arriba con ventanas en la medianera, experimentando la sencillez de un viejo lugar, Terete ha pasado a mejor vida. La sillería vista de nuevos ricos con ventanas medievales, techos falsos de cuartones, vigas de madera para el aire acondicionado, suelos de mármol y hasta alguna pintura abstracta para dar un toque de modernidad. ¿Arquitecto, decorador, propietario? Me da igual el culpable, yo ya no puedo llevar allí a ningún amigo de buen gusto al que le esté enseñando La Rioja.
Todo lo más le puedo remitir al recuerdo de estas tres fotos encontradas en la red.
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