martes, 15 de noviembre de 2011

203. NIEVA DE CAMEROS. La Rioja. España

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La Rioja también tiene un grave problema. Tanto o más grave que Cartagena. Un problema de arquitectura, un problema de educación colectiva, un problema de gobierno. Sobre la fealdad de La Rioja hace tiempo que propuse una exposición fotográfica a la gente más progresista de la región, pero la mano del Gobierno es muy alargada y aquí no se mueve nadie. No le interesa a nadie denunciar lo fea que se ha vuelto la Rioja porque al parecer hay que venderla a los turistas.  

Hay pueblos verdaderamente feos, sobre los que nadie parece tener dudas (Ribafrecha, Villamediana, Rincón de Soto, Pradejón...) pero cuando mencionas algún pueblo de la Sierra de Cameros, la gente suele cambiar de expresión y decir: ¡qué bonito! ¿no? 

El caso es que el domingo pasado fuimos de paseo a los alrededores de Nieva a ver la peña del Zapatero y subir hasta el collado de la Cocucha, excursión contada en el blog de MONTES. Pero como acabada ésta aún nos quedaba tiempo, nos subimos a echar un vistazo al pueblo, en el que hacía mucho tiempo que no había estado. Y como veníamos por el viejo sendero de Torrecilla, entramos por allí para revivir las sensaciones de los viejos caminantes y ser recibidos por la ermita de San Pelayo.  Pero... cual no sería nuestra sorpresa cuando vimos sus alrededores (foto de arriba y siguiente). 




La ubicación de ese pabellón y la limpieza de la mampostería que le habían hecho a la humilde ermita tenía más pinta de Cascote que otra cosa. Y a la vista de las vallas de pales y somieres que nos recibían en los aledaños del pueblo, mi compa  de paseo exclamó: igualito que en Alemania:


Se ve que los dineros alemanes o europeos  llegaron para repelar una ermita o subvencionar ganaderías sin importar el lugar, pero no dan para arreglar los cristales del ojo de buey de la ermita barroca de la Virgen del Collado, sita en el mismo centro del pueblo.


Horrorizado por los todoterrenos que estaban aparcados en la misma puerta de la iglesia de San Martín, se me pasó el hacerle una foto, pero en viendo el paredón del frontón construido debajo de la peña del Castillo y sus aledaños, ya no me pude contener. Esto había que contarlo:


Tal y como relato en MONTES, al ver la excepcional ubicación del cementerio del pueblo nos animamos a llegar hasta él, pero nuevamente hubimos de pasar por vallados populares de gran originalidad y belleza:


Y ni en el cementerio pudimos descansar la vista cuando percibimos que el edificio de nichos construido en su interior se asomaba por encima de su tapia rompiendo la sencillez de su imagen.


En el descenso por el sendero cementado hacia la ermita de San Antón, echamos la vista atrás para captar esta "bonita panorámica" del pueblo, con esa destacada promoción de cinco casas en línea de tan rústica ubicación y aspecto.


Antes de llegar a la ermita, aún nos habría de sorprender un par de "instalaciones artísticas" de esas que apuntan hacia la "sostenibilidad":




A la ermita de San Antón llega la senda cementada y un cartelón de plástico en toda la puerta para informar a los desinformados que el titular de la ermita es patrón de los animales, pero no parece dar para quitar los hierbajos y adecentar el lugar:


Si este es el resultado de los años de vacas gordas que hemos vivido, no quiero ni pensar cómo va a estar todo esto en unos años, ahora que vienen flacas.

Tremendo. Tremendo.
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