Cada vez que intentaba salir yo en coche desde Logroño hacia Oyón o Viana por la flamante autovía que abrió el cuarto puente, o que quería ir a alguna industria del Polígono Cantabria II, me perdía al llegar a la carretera de Viana y me sentía culpable por mi falta de capacidad de orientación. Pero ahora que he estudiado el diseño de toda esta zona (véase el cap 38 del vol II de la Guía de Arquitectura de Logroño) he respirado aliviado. No es que tuviera yo poca capacidad de orientación, sino que aún no estoy preparado para las excelencias del urbanismo abstracto. Cuando ayer le enseñé a mis allegados el diseño viario de esta zona me dijeron que podía estar en una galería de arte. La manzana de los muñones se lleva el premio.
Las calles del Polígono Industrial Cantabria II llevan más de treinta años esperando que lleguen las Industrias, pero se ve que los industriales también se pierden y que antes de parar a ver si les interesa el solar que buscaban, deciden volver a casa.