Ahora que me doy cuenta, Cascotes apenas ha dedicado atención a uno de los filones más prometedores de la ruina de la arquitectura. Y eso que ahora tiene hasta Ministerio propio: las Universidades. Eso no quita para que mi ojo siga avizor a la sintonía entre universidad y ruina. Sin ir más lejos, el otro día fui a ver a un amigo en Soria, me asomé a su terraza y por encima de unos tejados negros muy sorianos y por entre una serie de pasteles rusos obviamente altorresidenciales en lontananza vi aquella cosa gris con las ventanas dibujadas por un borracho e hice mi apuesta: eso tiene que ser universitario. Lo es, dijo mi amigo.
¿No has estado en la Universidad de Soria? Pues vete a verla. Aunque sea en google. O en internet. En realidad no es de Soria, sino de Valladolid, por lo que se llama la UVA...
Pues hace falta tener mala uva para disponer las aulas y departamentos mirándose por los patios mientras que la fachada a la calle es tratada como una medianera ¿no? Un bolondrio circular con rotonda articula el conjunto (que diría su arquitecto).
Y como quedaba algo soso, le pusieron el nombre allí mismo. Ala. Y una entrada principal.
Aunque los patios parece que también sirven de entradas. Ocultas, claro está, pero como los alumnos tienen ahora móvil y gps, ya vemos por la foto que no dan problema.
Como lo de UVA daba para mucha bromas, se ve que hace unos años, los de Burgos quisieron hacer una OPA hostil sobre este Cascote, pero a los miembros de la comunidad universitaria no les debió de gustar el cambio de UVA por UBU y se reunieron en una de estas entradas por patio para hacerse una foto en la prensa y ganar el pleito.
Sea como fuere, al racimo de uvas le faltaba una pieza maestra y se ve que ha llegado este año.
Si Dios pone las nubes una paquí y otra pallá, por qué nosotros, hechos a su imagen y semejanza no podemos poner también las ventanas una paquí y la otra pallá. O poner césped en el techo de esa cosa de delante con aspecto de piscina, tal y como mandan los cánones de la arquitectura enterrada o a punto de nacer.
Google aún no ha podido acercarse más que hasta el cartel, pero para los coleccionistas de arquitectos de universidades ya nos vale.
Mientras se acaba el buque insignia universitario, la prensa trae noticias de cierta actividad docente que parece haberse tomado al pie de la letra el slogan de la pajarita de la rotonda: "tú el boli, yo el papel".