En una de mis pequeñas (y casi imperceptibles) Lecciones de Diseño (la 94), decía yo que a la luz de los cascotes de finales del XX había que replantearse las hagiografías de Kauffman sobre los tres famosos arquitectos revolucionarios franceses. Item más si como me ha pasado hoy, descubro que un muy respetable arquitecto mejicano, don Pedro Ramírez Vázquez (1919-2017)...
...autor nada menos que del Museo Antropológico del DF, echó un borrón en su curriculum cuando en 1982 hizo un Boullée en Tijuana como Centro Cultural.
Una de dos, o es un cenotafio (tumba, mausoleo) de la Cultura (es decir, una broma estupenda), o vista la deriva de la Arquitectura, es un recordatorio de los paleocascotes de Boullée. Los edificios de alrededor son ampliaciones posteriores, que ya se sabe que la Cultura, aunque muerta y enterrada no para de crecer.
Dicho esto, aclaro que lo de respetable lo decía sobre todo por el oficio que demostró en la construcción de grandes estadios y por lo elegante que sale en la foto de la wikipedia, porque...,, ejem, su Basílica de Guadalupe bien podría ocupar un prestigioso lugar en la cascotil deriva conjunta de la Arquitectura y la Santa Madre Iglesia (asunto en el que no he entrado aquí con la extensión que debiera).