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Ojo a Antonio González Jerez, arquitecto de Garrucha, que por lo que ha dejado en la plaza del Ayuntamiento, apunta maneras de Pritzker (yo que tú, Anatxu, me daba una vuelta por allí).
Claramente es partidario de los suelos claros, lo que hace que el sol brille mucho más y que de noche parezca de día, con lo que se gasta menos en luz. Claro que, como no se podían poner árboles por lo del parking de debajo que de momento tiene taponadas las rampas de bajada y no funciona, ha plantado un bosque de farolas que dan tanta luz sobre el mármol blanco que también de noche parece de día y como que estuvieras en la playa.
La plaza Pedro Gea será también recordada por la sencillez y variedad de los así llamados "Bancos Garrucha" compuestos por un taco de mármol medio envuelto por dos chapas diagonales de acero corten, una fuente triangular en el suelo con una inscripción indescifrable (marivi, por ejemplo) y una tarimilla de madera como de piscina o ducha grande. Todo de muy bella factura.
Otro éxito de la arquitectura moderna y de los ayuntamientos obreros (o que hacen obras a lo grande, entiéndase: millón y medio de euros de nada dicen que se han metido en cosa tan blanca, fina y artística).
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