lunes, 26 de noviembre de 2007

26. CHASCARRILLOS


Nuestra ciudad está llena de chismes. La envidia, la curiosidad, la ausencia de una crítica profunda y de una valoración justa de los actos humanos provoca una continua emisión de chascarrillos con los que algunos se consuelan de sus desdichas, tratan de quedar bien con quien las escucha (a sabiendas de que le van a gustar) o promueven una información y una cultura que falta en niveles superiores.

Un chascarrillo es una pequeña historia con juicio moral incluido que te cuentan en la calle en el corto espacio de un saludo. “¿Te has enterado de la persecución del COAR hacia un arquitecto que últimamente construye mucho en la zona de Albelda? Sí, hombre, lo han hecho con unas declaraciones muy duras en una revista de Economía de la región? Qué canallas, qué envidiosos, etc.”. Vale, vale, ya me enteraré mejor, -respondo apresurado.

Días después me cruzo con otro conocido y me dice: “sabes lo de la dirección de obras de las viviendas de Toyo Ito? Pues entérate porque me han dicho que el asunto guarda relación con la persecución a ese arquitecto de Albelda?” ¿qué? ¿cómo? ¿…?

Con los chascarrillos siempre te quedas con la información a medias, y la cosa no suele pasar de ahí. Por eso a mí me fastidian bastante, porque yo soy muy exigente con la información, la crítica y el juicio.

Pero, cuando menos, el chascarrillo es una información, y a la información no hay que tenerla miedo. Dado que los “medios de información” se dedican al juicio moral y a eliminar de la existencia a quienes les incomodan mediante el recurso de ignorarlos, es decir, a todo menos a la información, el chascarrillo cumple su papel social.

Lo único que yo les pediría a los chascarrillos es que no incluyesen nunca un juicio moral. Y que la información se fuera ampliando y contrastando desde distintos puntos de vista. Es decir, que no se perdiera como un rumor; que no se olvidase con el siguiente chascarrillo; que no se perdiese el valor y la ejemplaridad de la historia que lleva dentro.