viernes, 25 de febrero de 2011

175. VALLECASCOTES. Epílogo

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El último de los cascolugares de Vallecascotes no es un cementerio, que no tengo noticia de que lo tenga, sino un asilo de viejos. No estoy completamente seguro de que el edificio blanco que se ve arriba lo sea (Enrique me lo dijo sin total garantía y carteles no vimos), pero para mí que encaja perfectamente con la especialización de la Arquitectura Moderna en la materia, y con el espíritu del barrio: los viejos no se dan el Moco sino que se les cae, dan la Chapa pero no la aguantan, desencajan con los Colorines, no están para más de los Más y lo que les anuncia la Naturaleza no es muy halagüeño que digamos, así que lo mejor es que se vayan haciendo a la idea de un nichito blanqueado.

Bonito y de finas líneas, claro está, porque tras el asilo prisión (aislado en el campo) la segunda variante para almacenar viejos que descubrí en aquel artículo sobre Arquitectura y Vejez que aún debe de andar en la página del COAR (http://www.coar.es/cultura/elhall_fr.htm ElhAll72), es el “asilo boutique”. ¿Será también el asilo de Vallecascotes del arquitecto de la iglesia de Rivas Vaciamadrid? Es posible, pero qué más da la autoría porque el espíritu ya se ha extendido y es el mismo. O eso es lo que se deduce de tan pálido y frío edificio metido en medio de las singularidades que hemos visto días atrás.

Descansen en paz. 
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