domingo, 20 de diciembre de 2009

127. 1, POULTRY, LONDON, by James Stirling.

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Igual que Moneo, Stirling ganó el Pritzker, el Nobel de Arquitectura que dicen. Fue en 1981. Hinchado aún más por el premio (ya era bien gordo) construyó poco antes de morir esta maravilla en el número 1 de la calle Poultry, o sea, en plena City londinense, un Office and Retail Building (edificio de oficinas y venta al por menor) que según la Wikipedia se llevó por delante un bien amado edificio antiguo. La wiki tenía un enlace para ver cómo era el edificio anterior pero se ve que los amantes de Stirling, o de los Pritzker, o de la Arquitectura en general, lo han destruido y no lo puedo ver ni traer aquí.

La Arquitectura de los premios Pritzker se distingue por el nivel de detalle en los encuentros con la calle, con los peatones, con las pequeñas cosas cotidianas, vaya.



Aunque como verdaderamente queda bien esta Arquitectura es en los dibujillos de Sketch Up que podemos ver con nuestro platillo volador Google Earth. Y es que es así como salen ahora de las mesas (pantallas) de los arquitectos computerizados. Sólo que Stirling lo hacía sin ordenador. (¡Qué tío!). Y de ahí el Pritzker...

viernes, 4 de diciembre de 2009

125. DEL URBANISMO COMO BELLA ARTE. Sevilla, por ejemplo.



Voy a ver si con los ánimos que me han dado “vicisitudesysordideces” con su "Cascote de todos los Cascotes", voy limpiando los idems, o sea, los cascotes, que tengo almacenados en el ordenador.
¿Os acordáis de cuando en el mes de marzo buscando la pirámide de cristal de un empresario di con el cascotón Palacio de Congresos de Sevilla?

Pues bien, gracias a estos viajes desorganizados con Google Earth se me suele llenar el ordenador de otros muchos Cascotes y con el tiempo empieza a protestar. En aquella ocasión me vine con unos Cascotes Urbanísticos que son verdaderas obras de arte, o como dicen los vicisitudinarios, auténticas obras de art-itas.

Como es sabido, hace tiempo que la planificación de las ciudades y sus barrios no se dejan al albur de improvisación y la espontaneidad, sino que mentes formadas en la disciplina y la racionalidad de la arquitectura y el urbanismo planifican con sumo cuidado cada pedacito de ciudad. Algunos, incluso, elevan la categoría de sus planes al nivel de las bellas artes, compitiendo con los Kandinskis, Mondrianes, Gherys, Moneos, Miralles, Eisenemans… y demás art-itas. No de otro modo puede explicarse el trazado del barrio cuya foto encabeza esta entrada y cuya autoría ha corrido la injusta suerte de no estar en ese santoral. Porque… qué hermosura de “tapiz urbano” logrado con los bloques y sus espacios adyacente ¿no?, qué detallazo lo de girar los bloques respecto la trama dando innumerables posibilidades arquitectónicas a los encuentros en esquina, qué finura paisajística la de la calle sinuosa central para darle un toque de integración con el paisaje, etc, etc. etc.
Cuando vayáis de visita arquitectónica a Sevilla y las guías os conduzcan machaconamente a la estación del AVE de los Santos Antonios Cruz y Ortiz, cruzad sin falta la avenida del lado sur, que esta joya urbana por descubrir para la historia de Art-te está justo al otro lado.



Aunque ahhhh, maldita sea. Por culpa de ampliar el plano nos salen dos nuevas obras de arte también desconocidas para los hist-oriadores. Un poquito más arriba del barrio de la calle sinuosa, pasado el campo de fútbol y atletismo tenemos este otro Moholy-Nagy:



Ahhh, no, y un poco más arriba de la avenida vienen los chalets, y las adosadas, y las palazzinas, y más adosadas con otra calle sinuosa evocando a Ebenezer Howard, y realizando el sueño rossiano del dominio creativo de la morfología urbana realizada sobre la profundización en el conocimiento de las tipologías arquitectónicas:



¿Cómo es que las Bellas Artes no habían incluido a los arquitectos urbanistas españoles del siglo XX? ¡Tamaña injusticia!

Aunque…, bueno, puede haber una explicación: porque no caben en el Museo y agotarían al curioso más atlético. Y es que si no le paro los pies a Google Earth todavía estaría dando vueltas por los barrios de Sevilla admirándome de la variedad creativa y la capacidad combinatoria de sus creadores... (¡y llenando mi ordenador de Cascotes!).

jueves, 3 de diciembre de 2009

124. LA HAMBURGUESA. Logroño. España

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En septiembre del 2000, cuando aún escribía para los periódicos (o sea, cuando aún "creía" en los periódicos, ja ja ja ja), publiqué este articulillo como reacción al anuncio de la construcción de una nueva plaza de toros en mi ciudad.

Durante esta primera década del siglo la hamburguesa se construyó (arquitectos: Diego Garteiz y Javier Labad) y la vieja plaza de toros de Fermín Alamo (ver foto al final de esta entrada) se demolió. En este par de fotos que preceden al artículo en cuestión, puede verse como ha quedado la cosa.



LA HAMBURGUESA
juan diez del corral
LA RIOJA, 16 sep 2000.

De entre las anécdotas más divertidas que puedo contar del pasado verano, una es el comentario de un amigo inglés sobre los toros en España: “yo pensaba –me dijo– que las corridas de toros sólo existían ya por la curiosidad de los turistas hacia ese arcáico y trágico juego con la muerte de un animal, y que la moderna España se había olvidado casi por completo de las corridas de toros”. Nada más lejos de la realidad –le contesté–, la fiesta está más viva que nunca; y a modo de demostración le ofrecí como prueba que en mi misma ciudad se iba a construir este mismo año una nueva plaza de toros.

Ayer mismo le envié por correo electrónico el fotomontaje que LA RIOJA de 5 de septiembre publicaba en su portada; pero para mi sorpresa, y con la inmediatez que dan los medios electrónicos, recibí esa misma noche su respuesta: “en algo tenía yo razón –me escribía–: se parece a una hamburguesa”.

En efecto, la imagen de una gran hamburguesa está presente en muchos lugares turísticos. Sin ir más lejos, mi amigo Carlos Lloret, ex arquitecto municipal de Logroño, me describía así la entrada a L'Estartit: “cuando veas una gigantesca hamburguesa pinchada en un palo es que ya has llegado”. Pues bien, en las nuevas guías del Camino de Santiago que pronto se escriban, la llegada a Logroño por el puente de Piedra será descrita de un modo similar, y estoy seguro que los nuevos turistas del peregrinaje celebrarán más la imagen de tan querido alimento que las de las viejas torres de la religión.

A mi amigo inglés traté de explicarle que la fuerza histórica de la fiesta, con todos sus signos y detalles, era tan poderosa que incluso aquellos que no tenemos gran afición por los toros aceptamos de buen grado su persistencia. Sin embargo, con la nueva imagen de la hamburguesa de Logroño mi argumento se desmorona.

A ver si me explico: imagínense Vds. que en un golpe de modernidad a alguien se le ocurre que los toreros, en vez de vestir el caro y complicado traje de luces, puedan salir a lidiar con un mucho más cómodo chandal patrocinado por una de las multinacionales del sector deportivo. O que los picadores, en vez de montar un caballo medieval, atacarían mucho más certeramente a los toros sobre el brazo grúa de una camioneta todo terreno. Imaginen que para ahorrar dinero (y aumentar en unas cuantas plazas el aforo de la plaza) y para que la música llegara con mayor fidelidad a todos los tendidos, en vez contratar a una banda municipal se instalara un moderno sistema de altavoces accionado desde la presidencia mediante un buen equipo de música con pasodobles grabados por las mejores bandas de España. Imagínense que en vez de alguacilillos ponen a guardas jurados para dar las llaves de los toriles. Estoy completamente seguro que de llevarse a cabo algunas variaciones de este tipo u otras parecidas que se me ocurren, los buenos aficionados a la fiesta la abandonarían cabizbajos y meditabundos dejando definitivamente libres sus asientos a unos turistas, a los que las innovaciones mencionadas les iban a traer sin cuidado.

Pues bien, si importantes son los alguaciles, la banda de música, el caballo del picador y ya no digamos el traje de luces, ¿no se han parado a pensar un poco los aficionados a la fiesta de los toros en Logroño lo esencial que es la plaza?. ¿Les da exactamente igual que la lidia se produzca en un coso lleno de historias y de recuerdos, de grandes tardes y de broncas sonadas, de suspensiones por la lluvia, de graves cogidas o de salidas por la puerta grande, en una plaza incómoda pero entrañable y cargada de reminiscencias historicistas, que en el interior de una hamburguesa por muy cómoda y funcional que ésta sea?.

Como arquitecto me consta que, desde que se hizo moderna, la arquitectura ha perdido presencia y signo; que su belleza –cuando raramente llega– es abstracta e incomprensible; y que nuestra sociedad ha olvidado todo su interés por ella. Es por eso por lo que ya sólo me llevo las manos a la cabeza en aquellos casos en que la arquitectura formaba parte de un entramado cultural más complejo (como por ejemplo una iglesia, o ahora con una plaza de toros) y que su desaparición les trae a los fieles sin cuidado. Me entran entonces unas grandes dudas sobre su fe o sobre su afición.

A quienes me han pedido mi opinión sobre la nueva plaza de Toros de Logroño o a quienes les puedan interesar mis reflexiones arquitectónicas, sólo les diré que el proyecto de sustitución de un coso por otro que yo usaba para rebatir a mi amigo inglés, me ha llevado por el contrario a darle la razón: quienes vayan a ver los toros dentro de la nueva hamburguesa de cristal no serán probablemente los turistas peregrinos, que son pocos y llegan muy cansados, sino unos logroñeses convertidos para siempre en desarraigados turistas dentro de su propia ciudad.



Adenda: al poco de colgar esta entrada, un cascoamigo me ha enviado una foto con un poco más de detalle de la Hamburguesa para recordarme lo ingenuo que yo era en este artículo diciendo que la nueva plaza de toros podría ser más funcional y cómoda...


miércoles, 2 de diciembre de 2009

123. EL CASCOTE DE TODOS LOS CASCOTES

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Llevaba bastante tiempo navegando sin avistar puerto pero hete aquí que ayer por la noche (1 de dic 2009), subido al palo de la mayor, el marinero Enrique me dijo. “Juan, allí, tierra, tierraaaaaa: mira esta página, está ahí todo lo que buscabas”. Y en efecto ahí estaba. Nada más echar una ojeada con mi catalejo encontré una ciudad llena de maravillas. Y la primera, la de poder descargar en ella toda la basura que tenemos en el barco. Todos mis Cascotes.

Vale, metáforas aparte, el artículo recién publicado en el blog “vicisitud y sordidez” no es nuevo, porque ya hace muchos años que Tom Wolfe lo escribió en “¿Quién teme al Bauhaus feroz?” pero es fresco, alegre y está estupendamente documentado. Y por si ello fuera poco, las decenas de posteadores aportan Cascotes sin parar a la hoguera de las vanidades. Por supuesto, también salen en los comentarios toda la beatería creada durante años por Escuelas y Revistas rasgando sus vestiduras y mostrando sus llagas, pero risa me dan y no pena, después de tantos años aguantándoles en estos espacios de libertad.

Aparte del post contra-arquitectónico, el blog de “vicisitud y sordidez” parece encerrar mucha más inteligencia, pero tranquilos, poco a poco, que la inteligencia no es como las tetas, todas de golpe.
Una suerte poder compartirlo.