martes, 29 de mayo de 2012

219. RIAD. ARABIA SAUDI



Nunca os hubierais imaginado que buscando un abridor de cervezas se os hubiera podido ocurrir un rascacielos pero eso es porque no sois arquitectos ni tenéis contactos en Arabia Saudí. Pues ya veis qué cosa tan fácil. Lo hizo una firma de Minessota (a los arquitectos sin nombre les llaman firmas) hacia 1999 y en el 2002 ya le habían dado un premio de arquitectura. Está en Riad, capital del país, y el dueño es un príncipe de la familia real, como no podía ser de otro modo. Visto desde el aire con google skup queda así de elegante


Y si os animáis a verlo de noche, no voy a ser yo el que os prive del placer:


Si queréis ir a estudiarlo en profundidad y no perder el entusiasmo arquitectónico, una buena opción de alojamiento puede ser este hotel cercano que google me ha buscado. 


Para cerciorarme de que era jran hobra de un arquitecto y no un timo del google, me he llegado hasta allí con el Panoramio y he visto que era Real.


El problema fue que el taxista se me escoró un poco, y justo detrás me mostró otra hombra de arquitecto no sé si de Minessota o de la Escuela de Valladolid que ha puesto un contrapunto ideal en el entorno:


Como ya debéis de saber por el sPyP, me he puesto a leer el último Mumford y estaba buscando esta tarde la ciudad de Ur. Y como del Eufrates hacia la izquierda no veía más que desierto, me entró una sed enorme, fui al frigo a por una cerveza, caí en Riad y empezaron mis alucinaciones arquitectónicas. 

Y los arquitectos progres dale que te pego a la cantinela del Ghery, el Nouvel, el Moneo y demás perroflautas. Si te digo yo que no saben lo que vale un peine.



sábado, 5 de mayo de 2012

218. COLOCAR UN CASCOTE EN UN LUGAR DIFÍCIL



Después de leer la primera entrega de la Guía Turística de París para Sórdidos Satánicos (aquí) a este humilde rastreador de laS jrandes ombras de los arquitectos artittas se le corta la respiración y hasta se le quitan las janas de trabajar. Y es que mirad qué cosas encuentran mis sórdidos amigos en las afueras de por donde la Torre Eiffel:


Esto sí que es un Cascote y no lo del Eisenmann en Santiago, hombre por dios. Qué marravilla. ¿Cómo no había visto yo esto? ¿Cómo no lo había descubierto aún? Vergüenza me debería dar.

Pero en fin, tras semejante lección de humildad, y en repensando lo maltrecho que ha quedado mi orjullo y mis posiciones estratégicas, se me ha ocurrido contraatacar con unos hallazgos no menos cascosos por menos jrandes y aparatosos. Y es que tan grande mérito de arquitecto es fracturar el hormigón y las formas o amontonarlo sin sentido, digo yo, como conseguir colocar un Cascote por pequeño que sea al interno de una ciudad uropea controlada por contumaces funcionarios germánicos.

Paseando hace unas semanas por los senderos de un parquecito que sube hacia el monte, desde donde poder otear la belleza de la ciudad de Freiburg im Bresgau  (ver foto de arriba), me llamó la atención la "briyantez" y el "mérrito" de un arquitecto singularmente artitta en haber colocado un adifesio circular con ventanas en tronera  y tejadito a juego con el caserío circuncidante. No era cosa de estropear la tarde y hacerle un reportaje, pero al bajar le hice una foto más de cerca para que mis lectores apreciaran sus detalles.


Cuánto no daría yo por conocer al arquitecto y darle un premio de asquitectura. Como me consta que si vais a Friburgo lo vais a querer ver, os pongo su exacta localización:


Item más. Bajando de la estación de tren de la vecina Basilea al centro de la ciudad y enfilando ya la calle que lleva a la plaza del repintajeado Ayuntamiento, otro premiable asquitecto nos clavó en el lugar con una creación única en la que el juego de líneas, formas, materiales y colores no podía dejar a nadie indisferente. Helo aquí:


Y para los peregrinos, vaya aquí también su localización:


¡Cascotes no se rinde! Allá donde no llegan la sensatez y la urbanidad, llega un arquitecto y te coloca una artittada. Y donde parecía que la hubieran (la sensatez y la urbanidad), también. Que los arquitectos tampoco se rinden, leñe.