domingo, 17 de enero de 2010

128 PORTCULLIS HOUSE, Londres.

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En el Cascote anterior algunos lectores se adelantaron a pedirme este edificio y no les voy a decepcionar. Cierto que estoy un poco vago en esto de cascotear pero no hay que preocuparse porque los Cascotes no se pasan de moda.

El Portcullis fue uno de los primeros edificios que nos dejó boquiabiertos a Javier Dulín y a mí en el viaje que hicimos a Londres en el año 2004. Por aquel entonces no había acuñado yo aún la etiqueta Cascote y recuerdo que al ver este y otros edificios de parecida catadura, Javier siempre exclamaba: ¡toma castaña! Aunque la etiqueta Cascote va cogiendo peso, yo creo que al Porcullis le cuadra mejor lo de Castaña, porque en esas chimeneas negras configuradas como prolongaciones de las pilastras de la fachada, seguro que se asan estupendamente.

Coñas aparte, lo más fuerte del Portcullis no es la imaginación calenturienta del arquitecto a la hora de darle una imagen original, sino su ubicación urbana: ¡justo al lado del famosísimo Parlamento y la no menos célebre torre del Big Ben!



Que el edificio daba por c..., no había duda, pero cuando lo vimos y fotografiábamos no teníamos ni idea sobre cómo se llamaba, ni quién podría ser su brillante arquitecto. Lo divertido fue que cuando compramos una pequeña Guía de Arquitectura reciente de Londres (editada por teNeues) encontramos nuestra “castaña” en la página 50 con el nombre de ¡Portcullis!. El autor es un tal Michael Hopkins auxiliado por la famosa cosultoría de Ove Arup and Partners, gente muy reconocida, premiada y todo eso. Es decir, que no lo ha hecho un pelanas, sino arquitectos de mucho nivel. A mayor gloria de la arquitectura de nuestros días. Está fechado en el 2000.