Busco la etimología de "chalet", ese palabro admitido ya por nuestro Real Académico Diccionario y obtengo un pésimo resultado (que si viene de las construcciones rurales suizas, que lo divulgó Rousseau, etc) así que, como es costumbre en esta casa, nos ponemos a pensar y encontramos una etimología mucho más sensata y razonada: chalet es un apócope de chatelet, que como cualquier ignorante del francés sabe, significa castillo, o castillete. Miren si estamos acertados en esta nueva etimología que sin ir más lejos los catalanes, gentes con un pié en España y otro en Francia, llaman "torres" a los "chalets", con lo que damos por zanjada la demostración.
Es decir, que un chalet es como un castillo (bienvenidos al castillo de mi casa, que dicen los felpudos de IKEA) y como es un castillo, pues hago lo que me da la gana, pero sobre todo, abrir un foso entre la calle y mi castillo cerrándolo con una valla, esto es, marcando unas distancias con la plebe.
Dicha forma de construir casas viene dando resultados de lo más variado y divertido en las zonas así llamadas del extrarradio y baja densidad, pero lo que resulta más sorprendente es encontrarlos en mitad de las calles más urbanas de los pueblos como si las alineaciones y el modo tradicional de construir no fueran con ellos.
Muy importante para que un chalet participe de la idea de chatelet es que tenga algo de piedra, balaustres y ventanas con parteluz:
Aunque lo verdaderamente decisivo es el radical rechazo a la urbanidad de la alineación y el decisivo afianzamiento de la individualidad.
Me gustaría hacer una colección algo más nutrida que estos primeros seis ejemplos que les muestro aquí, por lo que si se animan a enviarme alguno que conozcan les quedaré muy agradecido y lo pondré también.
(los chalets que abren esta impactante colección de tipologías "echalé el chalé" están en Alfajarín, Tricio, Badarán, Briones, Murillo de río Leza y Cárdenas).