Está bien. No les voy a hacer esperar más. Les había prometido rematar mi serie sobre el cojourbanismo de Pamplona llevándoles al final a Soto de Lezkairu, pero se me seguían acumulando nuevos cascobarrios (la Chantrea, Zizur Alto y Bajo, San juan etc.) y los lectores se me empezaban a impacientar. Así que aquí va el Soto, lleno de árboles y pajarillos.
Aunque la esencia del Soto, ya se habrán dado cuenta ustedes al comprobar que está entre el segundo ensanche de Pamplona y la corona de barrios de la burbuja que veníamos viendo (Erripagaña, Mendillori, Sarriguren, Gorraiz, etc.), la esencia digo, no son los pajarillos ni los chopos sino el pelotazo urbanístico.
A un paso del célebre monumento a los Caídos que ya no se sostiene más que por la mentecata peatonalización de la avda Carlos III (al menos una peatonalización que sirve para algo decente) y que caerá en cuanto el Soto se llene de pajaritos, algún urbanista visionario y muchos promotores realistas (no se sabe si carlistas o isabelinos) calcularon que aquí estaba el pastel y que había tarta para todos.
Como es lógico, había algún que otro problemilla con vecindarios indeseables del antiguo extrarradio pero con peatonalizarles las calles...:
... y ponerles árboles, bancos, barandillas y hasta contenedores para la basura (no neumáticos en este caso...), asunto resuelto.
La primera de las promociones de viviendas les salió tan blanca y cristalina que los pamplonicas pensaron que les estaban haciendo un Benidorm ahí bajo:
De ahí que en los siguientes bloques se pasaron y les salieron negros.
Fue entonces cuando llamaron a Vaíllo e Irigaray, arquitectos de postín, y tiraron por la de en medio:
Un poco de marrón, otro poco de naranja y algunos toques rojo Navarra dejaron impactada a la ciudadanía.
Entre los primeras propuestas estéticas para el Soto hubo también olas marinas:
Grecas balcónicas:
Balconicos balcánicos (o vulcánicos, no se sabe):
Homenajes a Mondrian:
Las últimas noticias apuntan a que Navarra ha acordado iniciar un procés a la catalana a medias con el País Vasco para irse de España (espero que se hayan dado cuenta del detalle de que ese jardín en zig zag cual calle Lombard de San Francisco se llama Avda de Cataluña (!)), pero en Cascotes estamos seguros que no tienen ni idea de dónde llevar tantos Cascotes ni qué hacer luego con tanta rotonda y tanta calle afarolada. Porque lo que está claro es que si lo ve un francés invasor no va a dudar en decir que esto aún es España. Pero España España. Que a mí no me engañan.
Se me olvidaba: desde lo alto de una rotonda con el monumento a los caídos a su espalda y un poquito de nieve a sus pies, Juan Pablo II contempla sonriente el divino panorama: