Obsesionados los pobres deportistas con sus marcas, sus medallas y llegar a tiempo a los estadios para la competición, seguro que no han podido apreciar debidamente las virtudes urbanísticas y arquitectónicas del recinto que las autoridades y arquitectos del olimpismo mundial les han construido para su breve estancia en Río de Janeiro y que según todas las informaciones pasará, luego de su uso inicial, a convertirse en una zona residencial de alto standing. Y es que dormir donde lo han hecho Usain Bolt o Michael Phelps tiene que tener sus plusvalías.
Bueno, nunca se sabrá a ciencia cierta donde han dormido estos campeones porque cualquiera pasa estos controles para averiguarlo, pero por ahí habrán estado, claro que sí.
Seguro que ya habrá más de una tesis doctoral cum laude dedicada a analizar la evolución de las villas olímpicas. Hace tres años, cuando estuve en Atenas me tocó pasar muchas veces por delante de la que hicieron allí para los famosos Juegos del centenario y el barrio daba más pena que otra cosa. No sé siquiera si conseguí parar el coche y hacer alguna foto porque todo era bastante deprimente. La de Barcelona sigue siendo recordada por una alameda de hierros retorcidos y una serie de bloques de disenny que repartió Bohigas entre sus seguidores. Pero esta de Río seguro que se les olvida pronto a los deportistas y críticos de arquitectura (¿qué he dicho? ¿críticos de arquitectura? ¿existe eso?) porque a menos que conviertan la nave del comedor en alguna iglesia adventista o...
o usen la rotonda de la esquina de abajo para una escultura manumental tipo iraní, en cuatro años no se acuerda nadie de tanto pensamiento arquitectónico acumulado.
Bueno, alguno que hizo la mili allí igual se acuerda, porque quién no se acuerda de lo largas que son las horas con la metralleta al sol.
Bloques y jardines (con vallas y soldados), esa parece ser la fórmula a tenor de las fotografías repartidas por la organización y la prensa.
El reparto de las delegaciones por los bloques también tuvo que tener su aquel. Cuando vieron lo chapuceros que eran los acabados interiores, la delegación de Australia (ese país tan lejano del que te enteras que existe por las olimpiadas) amenazaron con irse a algún hotel y dejarse de Villa Olímpica (¿seguro que Bolt y Phelps no harían lo mismo....?), pero cuando al fin se instalaron en el bloque de la izquierda estuvieron a punto de eclipsar a los alemanes que llenaron de banderas el bloque del centro.
Pero como es bien sabido, en Cascotes siempre nos pasa que cuando vamos a buscar una cosa encontramos otra. Y hete aquí que por aquello de poner la villa olímpica en el mapa, aparte de descubrir el lago de Jacarepaguá, encontramos una urbanización situada entre el propio lago y la playa o barra de Tijuca que está llamada a cambiar los patrones del urbanismo mundial.
Lo he llamado el "urbanismo wave", que suena a guay pero más en serio, y es que parece tan prometedor que estoy seguro de que en cuanto vuelva a hincharse la burbuja inmobiliaria por aquí va a haber tortas por hacer así nuestras villas de acosados.
Y si no les da por ahí, los urbanistas siempre tendrán a mano el modelo villa olímpica, claro está...:
...donde dormir como unos campeones (qué bonitas colchas, por cierto):
Ah, y por si no os dormís ahí va un chiste: ¿sabéis como se llama esa autopista que corta el acceso de la villa Olímpica al lago de Jacarepaguá y que parece ir a otras urbanizaciones modelo villa olímpica? Pues Avenida Salvador Allende.... ¡Toma del frasco! Buenas noches.