miércoles, 23 de agosto de 2017

446. ATAPUERTA



En materia de puertas sigue habiendo mucha confusión entre los arquitectos, y lo que en el post anterior podría ser una Obra de Arte, en este parece ser una simple aclaración. Aunque yo lo veo más como una Obra de Arte, y de ahí que también la inmortalizara con una foto. Están ustedes en el CAYAC, que no va de agua ni piraguas, sino del Centro de Recepción de Visitantes de Atapuerca (o Atapuerta, a juzgar por las dificultades del acceso o por ser la "puerta" de Atapuerca), a donde han llegado en coche para que les lleven desde allí concentrados en autobús a visitar el célebre yacimiento.


En el interior del Centro de Recepción de Visitantes no hay nada que justifique tanto gasto en edificio. Lo único que está claro es que si estamos en el interior es que hemos encontrado la entrada.


Nunca unas fotos turísticas habían merecido tanta atención arquitectónica, de ahí que la gente la esté emprendiendo este verano contra el turismo (digo yo). Lo más interesante de la exposición es una reproducción/reconstrucción o imaginación del hallazgo del "homo antecessor" (con dos eses) en el que a juzgar por la posición de su pilila, parece ser que en aquellos tiempos aún no había entrado en vigor la ley de la gravedad.


Mientras esperábamos al autobús en la gran explanada exterior a la puerta aproveché el tiempo para saludar a los amigos de la página SEMS de facebook que tanto me odian y a los que yo tanto quiero:


Pero como el sol de Castilla casca en Julio más de lo que soporta mi desgastada sesera, me refugié en la sombra de las marquesinas de espera, situadas justamente junto a la puerta o "Entrada" objeto del cartel de la explanada de acceso.


Tras soportar cual alumnos de EGB unas insoportables lecciones de paleontología, arqueología, geología e historia de la humanidad  impartidas por una alegre jovencita, becaria (o así) junto a las excavaciones de la famosa trinchera del ferrocarril minero y ser devueltos por el autobús al Centro de Despedida de Visitantes, nos dirigimos a los coches a través de un pequeño terraplén herboso (o hermoso) que superamos sin dificultad demostrando que la salida está más clara que la entrada...



...para fijarnos a continuación en el interesante diseño del aparcamiento de coches que agrupa y separa coches en el espacio para que quede la cosa más pintoresca, o para que parezca siempre que hay más coches de los que hay (los que caben en un autobús).


En la foto de google earth se aprecia mejor la invención:


No les cuento nada de los accesos y señales para acceder desde la carretera a semejante lugar para no privarles de la aventura. Tampoco les digo quién pagó la cosa ni quién lo diseñó (que ya saben que Cascotes suele ser blog llamado a la discreción), ni quién seguramente le dio algún premio de arquitectura o cuando menos una mención. Porque lo que está sobradamente claro es que el edificio y la urbanización, lo merecen. El premio. La mención. O salir en Cascotes, que es lo mismo.