Si vais este fin de semana a esquiar a Candanchú por la carretera de Pamplona a Jaca, no dejéis de parar en este bar restaurante de carretera a tomar un poco de arquitectura de nuestro tiempo. Creo que está en Berdún, pero no estoy del todo seguro.
Cuando uno atisba una cosa como esta no puede dejar de preguntarse por qué se hacen cosas así, qué ha tenido que pasar en nuestro entramado cultural y en nuestro modo de construir, en nuestro modo de configurar un lugar, para que pueda hacerse esa entrada, esa columna, esa chimenea, esos rótulos, esa explanada desolada, ese ventanal del comedor, esa carpintería de la puerta, esas no carpinterías de las ventanas de la izquierda, ese remate de la cubierta, etc., etc.
Yendo de Pamplona a Jaca os pilla a la izquierda, y como luego uno se oxigena mucho, se olvida pronto. Lo bueno es verlo de regreso cuando vienes con mucho oxígeno en los pulmones y te puedes permitir una parada… respiratoria, o… “miccionaria”: alguien que venía en el coche se hacía pis y pensamos en parar, pero nada más verlo se le quitaron las ganas. Y es que como se suele decir por aquí, es como para mear y no echar gota.
Pero quede claro que no apunto contra quien lo ha hecho, sino contra todos los que lo hemos hecho posible; y sobre todo, contra todos los arquitectos y responsables culturales de la arquitectura y el paisaje que ven a diario cosas como esta y se callan como muertos.
