domingo, 31 de mayo de 2015

323. QUINTANAR DE LA ORDEN, Toledo



Nunca un carro de acero con ruedas cuadradas había movido a tanta reflexión. Desde que Cascotes lo viera no se sabe muy bien donde (pero en la red, por supuesto), y sobre todo, desde que lo viera en lo alto de una rotonda decorada con un seto del mismo material pero de inequívocas formas abstractas,  no dejó de pensar que podía ser el emblema de esa otra forma de viajar que en Cascotes se promociona como TIB, es decir, el Turismo Interior Bruto, fuente inagotable de experiencias culturales y hondas repercusiones económicas a mayor gloria de nuestra arquitectura nacional. Entiéndase: que hoy Cascotes organiza un trip a Quintanar de la Orden tras el carro de marras y todo lo que encuentre por allí.

No se me ofendan las buenas gentes de Quintanar, que no va con ellos la broma, pues bastante tienen con padecerla; sino con esos Cascotes de Arquitectura y Civilización con los que ahora se hace cualquier cosa en cualquier parte. Sin ir más lejos, hasta en el mismo Quintanar.


Como no podía ser de otro modo, el carro de marras está bien iluminado para que el TIB no pare ni de noche, pero hete aquí que gracias a que de noche no todos los gatos son pardos, en la misma visita nocturna descubrimos que las ruedas del carro son más anchas que las de un camión y que las formas de la caja están deconstruidas cual edificio del mismísimo Miralles:


¡Mira que pensar que podía haber contradicción entre lo figurativo del carro y lo abstracto del seto, cuando en realidad no es sino armonía y continuidad artística y temporal!


Misma armonía y continuidad artística que detectamos entre el carro y esta otra escultura dedicada a un barco, probablemente a una carabela de las de Colón con las que descubrimos América por aquello que está ubicada en el paseo dedicado al almirante. ¿Sobró hierro de una para hacer la otra? ¿sobró presupuesto municipal destinado a decoraciones férreas? De haber visto la carabela antes que el carro, también Cascotes se hubiera puesto en marcha porque la navegación transatlántica parece más cosa de sueños en el interior de Toledo que el carretaje de los caminos.


A poco que sepan dónde está la provincia de Toledo ya se habrán dado cuenta de lo lejos que cae el mar, pero por si les sirve de ayuda para el viaje (no por Bruto vamos a ignorar los mapas en nuestro Turismo Interior) aquí les pasamos uno para tener bien claro donde cae el objetivo turístico de hoy: ese pueblo que un carro puso en el mapa -como diría cualquier periodista bien pagado- situado en un  rincón de Toledo, cerca de Ciudad Real, Cuenca y Albacete.


Como Cascotes-TIB no llegó a Quintanar de la Orden en carro ni carabela sino en autobús, allí que nos topamos con la obra de un arquitecto ilustrado que estudió a Asplund y vio que era bueno. No es el único. En Cascotes estamos por hacer una colección del mal que Gunnar Asplund hizo al mundo con su famosa biblioteca de Estocolmo. Me da que hay cilindros de estos como salchichas. Mira, hablando de salchichas, en el Museo de Arte de Frankfurt hay otro:



Y es que lo mismo vale para una bilbioteca, para un museo o para una estación de autobuses. La única pega es la escala, pero con el presupuesto que había tampoco se trataba de hacerla tan alta como las casas de pisos o los depósitos agrícolas que para Cascotes ya nos vale.


Cascotes TIB no suele llevar a sus viajeros a las plazas de los ayuntamientos o las calles del turismo tradicional a menos que estén infectadas de bolarditis, esa enfermedad urbanizadora que consiste en la erupción de unos pelillos de acero que salen del suelo y que rompen la espinilla a cualquiera, y que usados en vez de bordillos de aceras tienen el mérito de taponar el tráfico de las calles siempre que alguien se pare a descargar ante una casa.



Los viajeros de Cascotes TIB gozan tanto con semejante estupidez urbanizadora que incluso se quedan a verlos de noche cuando salen también fuentes iluminadas del suelo.


Algún viajero también reparará en el mérito postmoderno del arquitecto que hizo los Juzgados y lo mucho que se esforzó en su contextualización (bolarditis aparte). Lo de que sólo hubiera que poner tres banderas fue una faena porque le rompía la simetría, pero ya se inventarán las comarcas o lo que sea algún día para poner una cuarta.


Cosa grande que descubrimos viajando es que el Anís de la Asturiana no se hace en Asturias sino en Toledo, y concretamente, en Quintanar de la Orden. Para que vean que con viajes Cascotes TIB también se aprenden cosas curiosas:


El hastial donde está pintado este bonito rótulo lo han restaurado recientemente porque al parecer estaba lleno de graffitis.


El rótulo del anís de la Asturiana nos recordó que cerca de la estación de autobuses habíamos visto un rótulo mucho más curioso y cascótido, con acento en písta y Os como las ruedas del carro.



Otra decoración que no podían dejar de apreciar nuestros viajeros es la de este estudiante de Mondrian. Otro como Asplund pero a menor escala. De todos modos el mejor juego de colores vivos entre arquitectura y urbanización se da en la ermita de San Sebastián -aunque todo puede ser un exagerado efecto fotográfico:


Puestos ya en interpretaciones de la tradición, los viajeros TIB de Cascotes gustan sobre todo de establecimientos de hostelería con toques etnográficos sin que por ello prescindan de las comodidades modernas:



Pero no toda la atención de los aficionados al TIB se centra en la arquitectura, la escultura, la decoración o el diseño gráfico. El urbanismo y las grandes infraestructuras son también objeto de su interés sobre todo cuando se contemplan las últimas fases de construcción de la ciudad.


El casco urbano de Quintanar de la Orden es compacto y de trama espontánea. Sin embargo ya se advierte el fuerte trazado de un vial, seguramente de circunvalación, cortando la expansión urbana por el Suroeste. Lo más curioso de ese vial, sin embargo, es que parece haberse reproducido dos veces más en un corto periodo de tiempo afectando a una superficie seguramente mayor que la de todo el casco urbano junto.


Ello ha dejado libre la expansión urbana por el norte, donde se ve que el adosamiento ha competido con el chaletismo creando un patchwork de notable calidad abstracta (aunque no tanto como la del carro).


Sobre el primer vial de circunvalación sur se han instalado los pabellones industriales y los equipamientos de gran espacio siguiendo los patrones de espontaneidad de la trama del propio casco urbano, aunque también se puede apreciar algún brote de adosamientos.


Ya ven que viajar es cosa fatigosa y no siempre encontramos lo que cada uno quiere, pero educa mucho y nos enseña a saber cómo somos.

Cascotes TIB agradece la generosidad y el deseo de compartir las fotos de su pueblo a todos los colaboradores de Panoramio-Google Earth que las suben a la red desinteresadamente.