Los planos en que aparecen unas zonas muy definidas y justo al lado el blanco más absoluto son tan inquietantes que podríamos declararlos objetos sicóticos o extravagantes dignos de coleccionismo. ¿Os imagináis cómo son los planos con los que enseña geografía a los niños del País Vasco o de Cataluña?
Como en la Rioja-Cruce-De-Caminos no podemos hacer nada así, la extravagancia se produce en los planos que establecen los límites entre lo urbano y lo agrícola. Y así, el reciente plano que el Ayuntamiento de Logroño ha buzoneado de nuestra ciudad es todo una joya. No sólo anticipa el incierto futuro de lo urbano en su interior sino que en el exterior desprecia del modo más absoluto las marcas agrícolas de lo que será urbano en el futuro.
Desde esa perspectiva, la ínsula que se ve en la parte sur de la ciudad y que he recortado arriba para la foto de ilustración es de campeonato. Ya habréis adivinado que se trata de Maristas. Pues bien, continuad el vial que han dibujado para acceder al San Pedro por detrás y veréis dónde va… Qué bonito ¿eh? Yo que los maristas me volvía al colegio viejo, que aún no lo han tirado.