Como los de Vocento y los del Ayuntamiento (que hasta riman en consonante) parece que se han puesto de acuerdo los últimos días en no publicar más bravuconadas urbanísticas, y los de Arquinews me han escrito una carta pidiéndome que no haga mangas y capirotes del material que tan generosamente me dejan ver en su web, no se me ha ocurrido otra cosa para componer el Cascote de hoy que echar mano de mis archivos fotográficos.
Y de ese modo he dado con estas tres fotos de la Torre de los Escipiones en Tarragona que hice el pasado mes de Junio fijándome en la intervención de un arquitecto que tiene toda la pinta de haber asistido a muchas Jornadas de Intervención en el Patrimonio como las que se organizan por aquí.
Y es que ese rigor arqueológico-proyectual de diferenciar tan claramente entre lo aportado por su modernidad y lo dejado ahí por los romanos es cosa de mucho agradecer. Claro que a quienes nos espantan las modernidades de las barandillas oxidadas, las citas casi literales de escalinatas moneanas o los ascensores de cristal rayando el cielo en competencia con las almenas, mal recuerdo nos ha quedado de la pobre torre tarraconense.
Toma cascote.