Fuíme yo a Burgos todo animado a escandalizarme un poco con el Museo de la Involución Humana de ese gran cascotecto que inauguró ente blog; sí señores, el mismismo Navarro Baldeweg
Y como de Guggenheims ya estamos curados de espantos, visto pronto el dispendio de recursos humanos involucionados adentreme sin más tardanza en su plaza Mayor a restaurarme un poco..., cuando los chismes modernos y antiguos sobre pavimentos diagonales que la adornan ahora, no sólo no me restauraban sino que acrecentaban mi nivel de escándalo.
Tanto ha debido de subir el nivel arquitectónico de la vieja capital castellana que les han tenido que poner bancos en batería para que la contemplen.
Pero no se vayan a pensar usarcedes que acabaron ahí mis desdichas. Que no. Ocurrióseme entonces asomarme a ver la vieja Catedral dedicada al Creador, pensando que las huestes del demonio no podrían con ella. Pero vaya que sí han podido. Con decirles que da la impresión de que le han cambiado de dueño y está decididamente dedicada al turisteo en vez de a la oración, ya se pueden hacer una idea del sacrilegio.
Nada más salir de la calle Paloma por entre el gran claustro y el viejo caserío, descubrimos una asolada explanada dedicada a dos bancos con parterre para ver la catedral y un banco con un peregrino sentado de espaldas a la misma para que el turista pueda sentarse junto a él y hacerse la foto con ésta detrás, o incluso... aparcar discretamente su bici.
Impresionado aún por semejante fealdad urbana y absolutamente confuso con mis recuerdos que para nada tenían grabada semejante impresión, he investigado un poco en internet sobre el devenir del sacrilegio urbanístico de ofrecer como espectáculo los restos meridionales de la grandiosa catedral.
Lo que no ha cambiado es la manumentalidad y desasosegante limpieza del entorno de la puerta Sacramental devenida (como no podía ser de otro modo) en Sarmental. Es todo tan feo, áspero y monócromático que aquí tiene que haber gato encerrado.
Y vaya que lo hay. Aquí estaba el viejo palacio episcopal, y aunque no soy tan viejo como para haberlo conocido, quedan las fotos del entorno y de las variaciones de la embocadura a dicha puerta. Primero en diagonal, luego desde una gran reja, y finalmente, tan descarnada como la vemos ahora.
Pero la cosa no se acaba ahí, ay, que hay más. Mucho más. La triste plaza de la fuentecica bajo las torres no ha empeorado porque cualquiera mete la mano ahí. Yo no la recuerdo mucho porque lo que siempre nos atrajo de este lado de la catedral era la escalinata hacia San Nicolás que sigue más o menos tal cual. Pero como arriba de la escalinata a la izquierda había otra pequeña plazoleta de similares características que la de abajo, ahí sí que se han atrevido a experimentar poniendo bancos en diagonal y césped a cuadraditos, esta vez para la espalda en vez de para los pies. (Siento no haber hecho fotos y tener que documentarlo con una foto del street view y la vista aérea de la última foto de google earth)
Y es que, ¿para que vamos a tener abierta esa puerta si en la escalera de dentro está siempre esa catenaria para no dejar subir?
Pues así está bien. Como también queda bien tener cerrada la Puerta de la Pellejería y usar su espacio anterior para almacén de materiales de restauración. Foto siguiente:
Y es que para controlar las entradas de turistas es mucho mejor tener abierta una sola puerta (no vas a comparar) y continuar con la política de placitas con bancos en batería para no dejar de mirar la catedral, como esta otra que encontramos un poco más adelante, llena de bonitos detalles de moderno diseño y con rampa para minusválidos. Allá van dos fotos:
Les perdono una foto de detalle que le hicimos al albergue de peregrinos que puede entreverse allí al fondo de la calle a cambio de la confesión de que no tuvimos resuello para subir hacia la izquierda a ver el Centro de Arte Contemporáneo de la Caja de de Ahorros de Burgos. Pero como imágenes nos da internet, allá van otras dos para que no se me vengan ustedes abajo.
Al paso por el Huerto del Rey hicimos una foto en homenaje al último árbol que le queda. Se ve que como estamos ya en el siglo de las Luces (cosa de la involución) se llevan más las farolas.
Y al paso por la "intervención en la Casa del Cordón" pensamos que también podría entrar aquí una de las puertas laterales...,
o la decoración de sus modernos basureros empotrados (la puerta aquella de hormigón que se ve al fondo también tiene su miga pero ya nos vale).
Y es que con tanta obra de arte expuesta, si quiere uno ver la INVOLUCION HUMANA no hace falta que saque entrada en el MUSEO CASCOTE DE BALDEWEG. Con darse una vuelta por el centro de Burgos tiene para dar y tomar. A menos que prefiera, como la propia ciudad, dedicarse a la gastronomía.
Y qué aproveche.... (mmm, por cierto, que bien queda el encuentro del suelo de la plaza con los soportales del Ayuntamiento).