Un latiguillo español nos recuerda aún que las gentes de este país creen tanto en las leyes que al punto de hacerlas ya piensan en cómo trampearlas. Lo que no había visto hasta la fecha es que la ley trajera ya la trampa en su mismo enunciado.
Ayer, 27 nov 07, publicaba nuestro emérito diario regional un planito en el que se daba cuenta de la Modificación del Plan General del Campus Universitario de Logroño. Como me horroriza que el campus se segregue de la ciudad y cobre autonomía urbana, que al parecer es de lo que se trata...(Gómez Ijalba: “ahora va a ser posible la peatonalización y urbanización del campus con independencia del resto de la ciudad, su vallado, que tenga seguridad privada....” los puntos suspensivos son del propio periodista, ahhhh), como me estaba horrizando, digo, con todas las declaraciones que leía sobre el nuevo plan, me fijé en una de las leyendas explicativas del planito de ilustración y encontré esta sabrosa perla (o más bien, cascote).
Me han dicho que este Ijalba es muy listo. Pues ya lo creo que lo es. Si hace a la vez aparcamientos en dos alturas y superficie, yo le doy mi “award” en urbanismo.
