A diferencia de lo que postea el ex decano del COA de Murcia, Antonio García Herreros, cuando yo vi el fotomontaje de la Manga del Mar Menor bajo las aguas que hizo Greenpeace, lo que pensé era que iban a desaparecer algunas joyitas de nuestro patrimonio nacional, es decir, las pruebas inequívocas del tan cacareado altísimo nivel que ha alcanzado la arquitectura española en las últimas décadas. En concreto me acordé del grupo de castillos de apartamentos que fotografié la última vez que estuve por allí en agosto del 2004.
Tiene que tener mucho mérito hacer una arquitectura tan belicosa y vender y habitar unos apartamentos con balcones almenados, torreones en las cubiertas y bajeras góticas, en estos tiempos de tanto pacifismo y tendencia anticlerical. Pero lo que de verdad tiene mérito es hacer una cosa así y pasar desapercibido para los críticos de la arquitectura de los suplementos culturales o para los catedráticos de nuestras Escuelas. Cómo me gustaría que los escritores de arquitectura que tanto admiro le dedicaran una de sus sesudas y alambicadas interpretaciones llenas de citas pedantes y frases huecas. Yo me he puesto a hacerlo pero no me sale. No tengo nivel.
(No desdeñéis un vistazo atento al diseño de la urbanización, que también tiene buen corte).
